lunes, abril 18, 2016

Treinta años después, seguimos cometiendo los mismos fallos en educación

PROLOGO

Este quiere ser un libro distinto a los demás: Te explicamos por qué.

Conoces de sobra los métodos habituales para la enseñanza de las ciencias. El profesor explica, intenta poner en claro, con su mejor voluntad, una serie de principios, leyes y técnicas, de “verdades”, en definitiva, que constituyen el conjunto de conocimientos que llamamos Ciencia. El alumno escucha, intenta comprender lo que dice el profesor y luego, ya en su casa, vuelve a estudiar esas “verdades” expresadas en términos semejantes en su libro de texto. Consigue así una asimilación, casi siempre memorística y poco duradera, que le sirve, a veces, para superar el examen.

Es claro que estos métodos están al servicio de la transmisión cultural como fin prioritario de la educación. Lo que se pretende es que conozcas muchas cosas, cuantas más mejor. Sólo así serás un hombre culto. Por eso las clases suelen limitarse a una exposición de hechos y los libros de texto a una acumulación de informaciones.

Probablemente hemos exagerado un poco, ya sabemos que no siempre es así del todo. Pero, en líneas generales, ¿no te resulta familiar esta situación? Por desgracia, tememos que sí.

Y lo tememos porque no participamos de ese concepto de educación. Para almacenar datos ya están los ordenadore electrónicos. Lo que se espera de un hombre culto de hoy es que se interese por el mundo que le rodea en toda su plenitud de manifestaciones, que sea capaz de interpretar, comprender y juzgar lo que ocurre a su alrededor y de desenvolverse por sí mismo ante situaciones nuevas, no recogidas en sus libros de texto. Claro que esto no es posible sin una serie de conocimientos básicos. Pero es más importante todavía el desarrollo de las capacidades y actitudes conducentes a esos fines. SIn ellas, el hombre-enciclopedia corre peligro de ser un autómata, dirigido y manipulado, sin posibilidad de resolver, ni siquiera percibir, los problemas que le afectan. Es más importante “formar cabezas” que “llenar cabezas”.

Bueno ¿y qué puede aportar la Ciencia a esa formación? Mucho, sin duda. Esto es lo que nos vamos a plantear aquí.

La Ciencia no es sólo el producto de la civilización humana. En la misma medida, por lo menos, es también el método de trabajo de miles de investigadores, es una forma peculiar de observar y entender las cosas que implica necesariamente el funcionamiento de importantísimas facultades intelectuales. Se trata, entonces, de que hagas Ciencia por ti mismo, que redescubras las leyes que rigen el comportamiento del Universo y que seas así el principal artífice, el protagonista de tu propio aprendizaje.

Ese es el objetivo y el planteamiento de este libro. Por eso no es un libro de texto”normal”. Te daremos unas técnicas e informaciones iniciales necesarias y enseguida ¡a redescubrir, a inventar, a hacer Ciencia!

Trabajos Prácticos de Física y Química. Félix Prats y Yolanda del Amo. Ed Akal 1988