No creo que haya ningún proceso de este tipo que sea deseable y aquellos sistemas que funcionan de esa manera, si no se les pone unos límites, acaban en tragedia. Aplicado a sistemas orgánicos, nos viene a decir que, ese sistema no es compatible con la vida.
Peor todavía si el sistema es un problema que se comporta de esa manera. El problema cada vez se hace más grande y la forma de resolverlo tiende a ser más aparatosa y costosa. Siempre se puede dejar que, en su continuado hinchamiento, reviente por algún lado, pero hablando de problemas sociales, no es lo aconsejable.
Este es el caso del efecto que podemos llamar Licenciados Desempleados Forzados a Enseñar o en sus siglas poco elegantes, LiDe-FoEn, Me atrevería a decir que, desde que la Universidad es Universidad en España, la gran mayoría de licenciados que genera no consiguen trabajar con su formación en nuestro poco especializado mercado laboral y muchos se ven forzados, los afortunados, a terminar en algún sistema de enseñanza como profesores.
Estos profesores, concienzudamente preparados en sus campos, con mucha frecuencia y de forma inocente y comprensible, tienden a impartir las clases de modo que sus estudiantes quieran seguir los pasos de sus maestros. Esta actitud loable, peca de producir un efecto de retroalimentación positiva pues generará una nueva serie de licenciados, que si el mercado no ha cambiado, acabarán con formaciones que no tienen salidas laborales y que, si nada lo remedia, tendrán su mejor baza en formar a nuevos estudiantes que acabarán haciendo lo mismo.
De este problema lleva indigesta nuestra Universidad muchos años y, en menor medida, nuestra Enseñanza Secundaria Obligatoria y el Bachillerato. No estarían de más unas estadísticas con la evolución del número de licenciados en distintas áreas con el tiempo para respaldar lo que ando diciendo pero desconozco de donde se pueden sacar esos datos. Seguro veríamos en esos datos que este efecto LiDe-FoEn no sigue la evolución de un sistema de retroalimentación positiva puro. Los sistemas laborales y educativos de un país son muy complejos y la energía del sistema, la cantidad de dinero para contratar profesores y financiar los centros educativos, es un buen regulador del proceso. Pero con eso y todo, creo que más de uno coincidiría que hay bastante de este mal presente en esa evolución.
¿Soluciones? Las hay y no son muy difíciles de ejecutar, aunque sí dolorosas para el sector implicado:
1.- cortar el grifo del dinero para que el sistema deje de crecer de forma incontrolada.
2.- crear una retroalimentación de control que regule al anterior.
Buena reflexión, sin falta de mordiente castigadora. Esperemos que cualquier tiempo pasado no sea mejor…. Buena tío Chuso!!!!
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