Esta entrada no tiene ningún motivo, ninguna razón más que "porque sí". La cita literaria la comparto desde hace tiempo; la pieza musical porque es una de mis favoritas; las dos juntas, porque se me antojan inseparables, porque han hecho de mi viaje matutino en tren una delicia.
Se vuelve cada vez más importante para el mundo la pregunta no de cómo alimentar a la humanidad -hay comida suficiente; a menudo sólo se trata de organización y transporte-, sino de qué hacer con la gente. Qué hacer con la presencia en la Tierra de millones y millones de personas. Con su energía sin emplear. Con el potencial que llevan dentro y que nadie parece necesitar. ¿Qué lugar ocupa esa gente en la familia humana? ¿El de miembros de pleno derecho? ¿El de prójimos maltratados? ¿El de intrusos molestos?
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