Ruido y ciencia

Estoy hasta los mismísimos. No exagero si digo que en mi instituto de investigación llevamos con obras más de dos meses (las obras en el edificio de en frente llevan más de un año) y ya no puedo más. Ruido y más ruido a todas horas: sierras eléctricas, máquinas taladradoras, martillos, gritos de los obreros... Cualquier intento de concentración (el pan nuestro de cada día de los científicos) es imposible. Además cuando acaban los de dentro, empiezan los de fuera: la podadora eléctrica, el recoge hojas eléctrico, ... Pensaba que la fase del polvo metálico en los pasillos y mis pulmones sería la peor pero este ataque de desgaste a largo plazo me ha destrozado los nervios. No aguanto más. Esto es increíble. ¿Por qué no trabajan de noche o los fines de semana? ¿Por qué las obras no avanzan y parecen interminables? Y en unos días nos han dicho que empezarán a cambiarnos las ventanas!! Con las obras no se puede trabajar pero este detalle parece que se le escapa a todo el mundo. Nadie parece inmutarse; nadie parece hacer nada. ¿Qué podemos esperar de científicos que aguantan ésto? A mis compañeros les voy a dar yo para el pelo... pero será en otra entrada y con el espíritu en silencio.

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